19 marzo 2010

Los hombres no son de Marte y las mujeres no son de Venus.


Ayer pasé a la farmacia. Esta se ubica en una zona donde se están construyendo muchos edificios. Era la hora de almuerzo y dos obreros de la construcción, con su ropa de trabajo y el cabello lleno de polvo, yeso y cemento, conversaban frente a los estantes de los shampoos.
-Mira este es güeno- decía el mas alto, mientras tomaba un acondicionador para el cabello. 
-Tiene la gracia que te deja las puntas suaves, que es la parte donde mas se seca el pelo.
-¿Y este otro?- le preguntó su compañero de trabajo.
-No, ese es para pelo graso y tu lo tienes seco. Acondiciona mucho menos.
-Ahhhh.
-Llevemos mejor este que te fortifica y te repara el pelo al mismo tiempo.
-Ya po.
Y se dirigieron a la caja a pagar su super acondicionador con microaceites nutritivos de frutas.

Sigue...
Carl Jung determinó que nuestra psique es bisexual (¡uy!).
En su estudio de los arquetipos, que son como los ladrillos fundamentales que forman la psique, encontró que la experiencia de lo femenino como de lo masculino se encontraba tanto en hombres como en mujeres.
Cuando nacemos no somos un cajón vacío que se va a ir llenando de cosas. Heredamos de nuestros padres, no sólo los rasgos físicos, esa naricita, la boca del abuelo, la estatura, sino que la experiencia  ancestral y universal de la raza humana. 
El amor es por ejemplo un arquetipo. La humanidad lo ha experimentado desde el origen, y todas las imágenes, emociones y acciones que surgen en relación al amor han sido transmitidas a través de las generaciones.
Los arquetipos  tienen una base biológica y son intocables, pues no pueden ser vistos directamente, pero los detectamos a través de sus efectos. El arquetipo del amor puede representarse con un corazón,  con Romeo y Julieta, en el beso, o simbolizarse con el matrimonio,  San Valentín, con Afrodita,  con dos manos que se toman, con una pintura, etc., a través de muchas imágenes. Un arquetipo tiene miles de representaciones y ellos son núcleos básicos y antiguos sobre la cual se crea la experiencia psíquica, o sea todo lo que ocurre dentro de nuestras cabecitas.
Jung encontró que habian muchos arquetipos: el padre, la madre, el héroe, el enemigo, el viaje, la transformación, lo femenino, lo masculino,  los ciclos, etc. Mas adelante seguire con el tema pues lleva tiempo entender el concepto, y lo que pretendo aquí es presentarles  un ejemplo  práctico de arquetipos a través de lo masculino y lo femenino.
Como dije, Jung descubrió que ambos motivos cohabitan en nuestras cabezas. Las mujeres tienen un inconsciente teñido de lo masculino, y los hombres tenemos un inconsciente con tintes femeninos. Es el equilibrio al que se refiere en Oriente el Tao Te King.
El arquetipo de lo masculino es como un blanco donde uno apunta una flecha. Implica dirección, decisión, día, fuerza y acción para llegar a esa meta. Las funciones racionales y objetivas estan bien desarrolladas de manera de llegar al objetivo. 

 
(Gran paréntesis: ojo que estoy hablando del arquetipo de lo masculino y no de los hombres. Son cosas diferentes. El arquetipo de lo masculino puede ser a veces mas fuerte en una mujer que en un hombre. Evito con esta aclaración una guerra de los sexos en el sitio). :P
El arquetipo de lo femenino es un útero-caverna, calientito, incondicional, paciente y en paz, nocturno y lunar, abierto siempre al flujo de la vida, sin oponerle resistencia.
Lo masculino va corriente arriba, construye represas, habla de victorias y derrotas. Lo femenino fluye tranquila con la corriente en direción a la madre océano.
Jung postuló que las mujeres tenían en su psique el conocimiento de lo masculino. Heredado. Su primer encuentro con él era a través del padre, y después lo masculino era alimentado por los hermanos hombres, la cultura de lo masculino  local, pololos, marido, etc. A lo masculino en la psique de una mujer, Jung le llamo ánimus (espíritu).
Por su cuenta los hombres habian tenido una mamá que los había amamantado, tenían hermanas, accedían a los rituales de los femenino, luego se casan y la experiencia de lo femenino también esta en sus cabezas. A lo femenino en la psique de un hombre Jung le llamó ánima (alma).
Para los alquimistas medievales, que no eran químicos, si no que eran los psicólogos de la Edad Media, que escondian su saber en matraces,  pociones  y largas destilaciones simplemente para escapar de la Santa Inquisición, el sano y elevado desarrollo de un ser humano se lograba cuando éste integraba armonicamente sus componentes  masculino y  femenino.
Un hombre puede ser fuerte, de acción, racional, pero al tener acceso a lo femenino será además creativo, sabrá escuchar, podrá ver el mundo a través de simbolos, tendrá capacidad de amar, y como dice Jung poéticamente "podrá conversar con los seres que viven en el bosque".
¡Donde encuentro ese hombre, por Dios!, dirán ustedes.
Una mujer abierta, incondicional, creativa  al tener contacto con su ánimus , lo masculino, integrará a su conducta la fuerza, la ambición, competencia,  claridad y dirección.
La siguiente imagen muestra al rey y la reina enterrados  juntos, pasando por el proceso interno, lento y personal de unión de ambos arquetipos:


El asunto es mucho mas complejo, pero lo introduzco por ahora  en simple y  ya seguiremos conversando de él. 
Y es mas complicado  porque el ánimus de una mujer puede ser positivo o negativo. Es decir su hombre interno puede tener lo bueno de las representaciones del hombre, o sea trabajador, leal, un padre que protege, o puede tener un ánimus negativo, es decir que en su psique la experiencia de lo feo de lo masculino domina: crueldad, violencia, dictador, destruccion, violación.
De igual manera, los hombres pueden tener ánimas positivas o negativas. La experiencia interior de aquello bueno en lo femenino, le da al hombre acceso al amor, a los simbolos, al arte, a la belleza y creación. Un ánima negativa, es decir la imagen de la mujer como bruja (¿hay alguna por ahí?...), hace a los hombres inestables, inseguros, lleno de mañas y emociones confusas sin fuerza alguna. Son esos hombres tremendamente enrollados.
Estas imágenes positivas o negativas de lo masculino se forman en la primera infancia y de la experiencia con nuestro progenitor del sexo contrario.
La idea de este artículo es presentarles el término arquetipo, y mostrar como en la cultura actual el acceso a los roles de lo femenino y masculino en una misma persona son mas fáciles.
Hace 40 años atrás lo masculino era una torre severa, dura y fálica donde los hombres se refugiaban. Ser hombre era tomar hasta morirse, ir a putas, y gritar a rabiar por su equipo favorito. Un hombre mandaba en la casa y tenía libertad de golpear a su mujer. Lentamente eso ha ido cambiando. Aunque aún existe trogloditas, el hombre  tiene un acceso mas fluido a su femenino interior, asiste al nacimiento de sus hijos, cambia pañales, se preocupa de su apariencia física, la homofobia disminuye, van a terapia.
Las mujeres por su parte salieron a trabajar y conquistar el mundo, son líderes, son autosuficientes, y el contacto con el material masculino en sus psiques le es más facil.
Todas las imágenes de este posteo provienen de la alquimia y la siguiente muestra la conjuntio, que es el matrimonio interior entre lo masculino y femenino. La planta de la izquierda con 13 soles representa a Jesús y los doce apóstoles. El ave de la derecha que esta mordiendo su pecho (se ve una herida y un hilo de sangre) para alimentar de su propio cuerpo a su cría también es una imagen de Cristo. Como ven a los alquimistas les gustaba pasar piola.


Buscamos fuera la mujer o el hombre de nuestros sueños, e ignoramos que ya está dentro de nosotros. El matrimonio interior es un antiguo símbolo de juntar estos dos arquetipos e integrarlos en la personalidad.
Cuando escoges un hombre violento, que te agarra a patadas, es porque tu ánimus, negativo en este caso, hizo click cuando vió a ese rugbista en aquella fiesta. "¿Por que siempre me tocan hombres débiles y aproblemados?", se pregunta una mujer. Porque su ánimus tiene esos rasgos.
El gran problema con todo este asunto es que ánimus y ánima son inconscientes, así que hay que hincarles el diente, antes de que ellos nos muerdan a nosotros. 
El adagio queda así: dime con quien andas y te diré rasgos de tu hombre y mujer interiores.
La cultura actual permite el acceso mas fácil a nuestra figura contrasexual. Los obreros de la construcción, masters en el cuidado del cabello son un ejemplo.
Fué Jung quien dijo: quien mira hacia afuera, sueña; quien mira hacia adentro, despierta.



5 comentarios:

  1. ¿y se puede hacer algo cuando nuestro animus no es lo que realmente uno quisiera???

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  2. Lo primero que hay que hacer es tomar conciencia de que hay un hombre dentro de una mujer. ¿Que desea de mi?, es la gran pregunta para hacerse. Si es negativo puede aparecer en la forma de una "voz" interior que le susurra a la mujer "no eres lo suficientemente buena", "eres tonta", disminuyéndola, como un padre malo. También puede lanzar a la mujer a la búsqueda del poder, del éxito, de la competencia con los hombres, distanciándola del amor y masculinizándola. Voy a volver a escribir con mucho mas detalle el tema de ánima y el ánimus pues son vitales para el desarrollo personal. Este post era para presentarlos y hay que ir tomando el asunto de a pequeños sorbos para integrarlo a la conciencia.

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  3. Me ha encantado este artículo! Buscaba información sobre el ánimus negativo, y esta introducción es justo lo que necesitaba. Estaré atenta a cómo continuas explicando el tema..
    Felicidades por el blog

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  4. cito "Y es mas complicado porque el ánimus de una mujer puede ser positivo o negativo. Es decir su hombre interno puede tener lo bueno de las representaciones del hombre (...), o puede tener un ánimus negativo, es decir que en su psique la experiencia de lo feo de lo masculino domina (...)"
    Podría un ser humano conocer aquello negativo interno y mejorarlo???

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