07 marzo 2010

Narciso y el terremoto.

"Una ninfa tuvo un hijo con un dios del río. De esa unión nació Narciso. La ninfa preocupada por el futuro de su hijo, le preguntó a un vidente, Tiresias, sobre el destino de éste. Y Tiresias le dijo que "Narciso viviría hasta viejo mientras nunca se conociera a sí mismo".
Así que su madre tuvo siempre atención a que no hubiesen espejos cerca del niño. 
Cuando Narciso era ya un hermoso joven, un día fué de cacería al bosque y pasando cerca de un arroyo sintió sed. Al inclinarse se quedó fascinado con la imagen que vió en el agua por lo que no se atrevió a beber por miedo de dañarle. Quieto y enamorado contempló su reflejo por tanto tiempo que murió allí. 
En el lugar floreció un narciso".

El término narcisismo lo acuñó Freud y se refiere al deseo de satisfacer nuestras necesidades. Todos pasamos por una etapa narcisista en la primera infancia donde lo que buscamos es llenar esas carencias, y el afuera aún no existe. Unos pocos añitos después aún tenemos necesidades, pero además reconocemos que hay un afuera,  que existe el placer y el dolor, y nos acercamos a los objetos en función de eso que nos falta. El objeto existe para colmar el vacío.
Sigue a la vuelta.
Sacando el narcisimo patológico, yo quiero referirme aquí al narcisismo común y silvestre, aquel cotidiano e inconsciente, ese que antepone mis carencias como lo mas importante, y juntarlo con el narcisismo social, que vendría a ser como la suma colectiva de todos los wns mirandose en su propio espejo al mismo tiempo.
Con la mejora de las condiciones de vida de los últimos 50 años, el ser humano accedió a comodidades nunca antes vistas. Ducha diaria con agua caliente, variedad y abundancia de alimentos, una educación larga, colchones aerodinámicos, fútbol en vivo de la liga que se te antoje, vestuario de calidad, zapatillas air/flux/space con la misma espuma que usan los astronautas de la estación orbital espacial, etc. etc. Los deseos hoy son mas abundantes y variados que el del hombre común del medioevo que se consideraba afortunado si llegaba a conocer el jabón en su vida que duraba apenas 22 años.


Esos deseos multiplicados por 1000 nos atacan desde dos frentes en los tiempos actuales: desde dentro, por el desarrollo natural del niño, y desde afuera con el bombardeo ávido con que nos aturde el sistema.
Cómodos, enfundados en nuestra ropita a la moda y alardeando del celular con bluetooth, imaginamos un  sentido de vida que consiste en consumar la bolsa de los deseos. Ese es el ethos, la moral del sujeto moderno, competitivo y autista, encerrado en su cubículo de 80 metros cuadrados, mirando ansioso el gigantesco mercado de fantasías que le es ofrecido. 
Afuera estan los objetos que cubrirán sus necesidades.  Los tiene memorizados. Escogerá segun su carencia. Observa muy solo embelezado su reflejo.
Nunca en la historia de la humanidad habíamos sido tan narcisistas. El terreno es fértil. No somos personas, somos consumidores voraces dispuestos a engullir cada fantasma que aparezca en el espejo de agua. 
Con el terremoto sin embargo, algo en la dirección contraria ha ocurrido. Hubo una especie de terapia colectiva cuando la tierra se movió bajo nuestros pies. 
Repentinamente y sin aviso, a través de los gritos que llegaban de todas partes,  de la luz cortada,  de no poder mantenerse en pié, de las imágenes por televisión que siguieron y los relatos de los conocidos, recordamos que existían los otros y  que un dolor común nos aquejaba. Es como si un incendio en el bosque, hubiese alertado a Narciso que algo andaba mal: "¿acaso no es Bambi ese ciervo que corre entre los arboles con su cola en llamas?...".
Mas fuerte fué la experiencia aún en los jóvenes, donde el deseo es mas acuciante, el dolor más lejano, el cuerpo aún no protesta y las ensoñaciones de Narciso surgen en ráfagas contínuas. Sin memoria sísmica el evento les trajo presagios de la adultez y los espejos rotos.
Y entonces alzamos la vista, al unísono, medio encandilados con la luz, y ahora las barras  bravas del Colo y la U andan de amiguis organizando eventos  y la Bachelet y Piñera se abrazaron fundidos de amor, en un evento transmitido a lo largo de Chile cuando sus deseos hace 8 días atrás corrían en direcciones distintas. 
"Un Nuevo Trato" declaran hoy  con convicción los políticos, hasta ayer enemigos, reuniéndose y conjurándose por un objetivo común.


Ravinet paso de traidor a la Concertación a ser  una herramienta al servicio de la reconstrucción para los mismos concertacionistas (Vidal lo insinuó). Los cota mil se encontraron con los que estudian en el llano. No hubo cines, ni malls, ni casa de putas abierta por mucho días. El dealer al no tener comunicación partió a Conce a averiguar si su hermana estaba viva dejando a sus temblorosos clientes sin mercancía.
El espejo se hizo pedazos y después de muchos eones echamos un vistazo  alrededor.  Algunos no lo habían hecho nunca. Ni siquiera publicidad se ha visto en la ultima semana. Mínima y en general referente a la solidaridad. El Festival, el veraneo, la droga, el sexo, los bienes materiales, toda la oferta de deseos cayó casi a 0. Las estanterías del placer se vaciaron.
¿Alguien habrá salido a comprar pitos o motes el Sábado 27 por la tarde?...
Hasta las cosas saquedas reaparecen. ¿Por miedo?... claro. ¿Por verguenza?... también. Porque no eran lumpen y cuando les volvió la luz eléctrica y miraron en la TV a Bambi corriendo asustado y vieron lo acontecido a otros, sintieron un golpe que los sacó de la prisión de sus propias necesidades. En el espejo de agua uno también cree que es el único sufriendo.
En estos inolvidables días las diferencias se acortaron, las defensas contra el sujeto de enfrente se relajaron, y los vecinos se reconocieron por primera vez junto a la pandereta  común destruída. Incluso los dogmas,  de todo tipo, racial, religiosos y de clase, y que no son mas que necesidades disfrazadas de razones, se achicaron.
Por un rato estamos menos narcisistas. No hay mal que por bien no venga. Ojalá dure.

La reina mala entonces se miró en el espejo.
-Espejito, espejito, ¿quién es la mas bonita?- ella preguntó.
Y el espejo le contestó, -¡Chile mierda!.







2 comentarios:

  1. Lo lamentable es que necesitemos de estas catástrofes para dejarnos de mirar el ombligo.
    Se agradece, como siempre, sus reflexiones.

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  2. Será que ecatastrofes como éstas, son la única instancia para volber a mirar lo realmente importante, espero que este remeson deje como consecuencia un cambio en nuestras conciencias...

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