11 diciembre 2012

La veta de oro.


 Una mujer de cuarenta y tantos años sueña una noche lo siguiente:
"Estoy en el interior de una mina. Hay mas personas y buscamos la veta de oro. Llevo una picota en mis manos. Me doy cuenta que esta no es la manera de encontrar la veta y pienso que estamos tonteando, que hay que sentarse mejor afuera, lejos del cerro en que nos encontramos pero mirando en dirección de éste y esperar el brillo del sol; el va a iluminar el cerro y donde el cerro mas brille, entonces ahí esta la veta de oro. El cerro era redondeado, perfecto en su forma y el paisaje que le rodeaba desértico".
¿Que moralejas encierra este sueño...?. A la vuelta el análisis.

Soñamos generalmente con asuntos personales, trabajos, hijos, pasado, frustraciones, deseos, complejos y traumas. En esos sueños siempre hay alguien conocido de nuestra vida conciente y diurna, o un lugar habitual y familiar,  y que esta en la memoria personal, sea el colegio, la casa de la infancia, el país de mi último viaje, etc.
Pero cada cierto tiempo se presentan sueños de carácter colectivo, arquetípico o universal. Ellos no pertenecen exclusivamente a contenidos de mi propia psique sino se entremezclan con motivos mas allá de mi persona, con símbolos que pertenecen al inconsciente colectivo, y que yacen en la historia de la humanidad y en la psique grupal.
La forma de identificar estos grandes sueños es que en primer lugar las personas que aparecen en éste son desconocidas. Uno no ubica a nadie. En segundo lugar, el paraje, paisaje o lugar en que transcurre el sueño también es nuevo. Uno nunca ha estado ahí. Y es lógico que sea todo desconocido porque la psique esta yendo en un sueño de esta categoría mas allá de lo familiar e individual y se adentra en espacios inexplorados. En tercer lugar los símbolos principales del sueño son grandes, son transculturales y amplificables, es decir son símbolos que aparecen en las religiones, en la mitología, en los cuentos. No es el símbolo mi papá, ni mi casa, ni mi pareja, sino que son símbolos que se salen de la cultura propia del soñante. Y en cuarto lugar los sueños arquetípicos traen una sabiduría, una revelación, que se acerca a la enseñanza que da un maestro, o a verdades expresadas por filosofías, poetas y religiones y que tienen un valor eterno.
Los cuatro puntos se cumplen a la perfección  en "La veta de oro".
Las personas y el lugar que aparecen en el sueño son desconocidos para la soñante. En el tercer punto, los símbolos principales del sueño son mina, veta de oro, y el sol. Desde los albores de la humanidad el hombre ha excavado la tierra en busca de metales, y entre ellos el mas preciado es el oro. Éste es el metal perfecto, pues pasan los años y los instrumentos hechos de oro no envejecen, ni cambian. El cobre se pone verdoso al poco rato, la plata se oscurece, el fierro se oxida, e incluso el acero mas fuerte e inoxidable muestra deterioro con el paso del tiempo. El oro no y por eso ha sido un mineral invaluable, metáfora del alma humana, que no perece ni cambia, símbolo solar. Uno puede a un gran símbolo darle vueltas y encontrarle significados múltiples según las distintas culturas. Así el oro es iluminación, carga la cualidad de lo sagrado, incorruptibilidad, nobleza, riqueza, el corazón. En la alquimia era la Gran Obra, el producto de la interacción entre azufre y mercurio, los materiales bajos daban origen a este metal superior. Entre los aztecas, el oro era el excremento de los dioses y entre los egipcios el oro era la piel de los dioses que se descamaba y caía sobre la tierra, etc., etc., etc. Con estos múltiples significados quiero mostrar que un gran símbolo tiene muchas representaciones, según la cultura, y que un sueño arquetípico esta constituido por grandes símbolos. El mismo ejercicio puedo hacer con el símbolo sol, pero me voy a quedar, entre innumerables, con la interpretación del sol como vida.

 
El cuarto punto es que un sueño colectivo trae una sabiduría intrínseca. Nuestra soñante es una persona que trabaja mucho, en su casa como madre y esposa, en la pega, en asuntos familiares, siempre a disposición de los demás, siempre atenta y al servicio de todos, controlando los peligros y resolviendo y anticipándose a los problemas. Agotador. Se siente cansada en esa antigua actitud. Busca el oro en el sueño, el alma, lo imperecedero en el fondo de la mina, debajo de un cerro. Es un trabajo con picota, esforzado, en la oscuridad. Entonces se da cuenta que esa no es la forma. Lo mejor es salir al exterior y mirar el cerro de lejos. Será el sol el que muestre el lugar donde esta la veta. O sea sólo tengo que mirar, sentarme y esperar que la naturaleza me muestre el camino. 
Nos acosan los ¿que hago?, ¿que sendero tomo?, ¿cual es la mejor opción?, y le preguntamos a nuestra cabeza, a los pensamientos que analicen y evalúen y decidan. Y así nos complicamos mas  y titubeamos y nos damos vueltas insomnes sin encontrar una salida. En el proceso de pensar dejamos de mirar y de estar atentos a que sea la vida misma la nos muestre la veta de oro. Por eso la antigua metáfora del buscador sentado: Buda se haya en paz sentado en posición de loto, pero no ha dejado de mirar, de buscar y de explorar, sólo que ya no corre apresurado y angustiado buscando respuestas fuera, pues sabe que la vida, el sol, ira mostrando los puntos donde están las vetas de oro y entonces sólo tendrá que tomarlas. Así  el camino correcto, oscurecido por el polvo y la oscuridad que reinan en la mina, se abre ahora amplio y claro y las demas opciones, que me hacían titubear, se cierran, se oscurecen y se señalan  como imprácticas.
Toda la compleja imagen del sueño podríamos traducirla haciendo un ejercicio de máxima reducción  a un: la vida te enseñará el  camino, toma distancia, reduce la faena y siéntate a presenciar la revelación.



3 comentarios:

  1. Francisco, gracias x tus enseñanzas....y por supuesto gracias x volver :)

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  2. Gracias, Francisco por regalar tanto conocimiento , te sigo desde signos vitales
    E.T.L.

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