24 marzo 2010

Aries.


Se fué Piscis, donde el océano lo inundó todo y llegó el fuego de Aries.
En este signo un nuevo ciclo comienza. Por eso la simbología de Aries se asocia al uno, a lo masculino, a lo fálico. Los romanos usaban el ariete para derribar las pesadas puertas de las ciudades que querían conquistar. El ariete era un largo y grueso tronco coronado por una cabeza de carnero de fierro, que manejado por decenas de soldados golpeaba las puertas hasta derribarlas.
Este falo, sea ariete, flecha, lanza, espada, pretende conquistar e imponer sus condiciones. Es desafiante, osado, no le teme a nada y quiere expresarse a través de la acción.

Continúa a la vuelta...

Marte es el regente de Aries, y como dios tiene dos caras totalmente opuestas. Entre los griegos se llamaba Ares, y era un dios violento, irascible y desenfrenado. Actuaba sin pensar, y en una ocasión fué capturado mientras hacía el amor con Afrodita y engañaba al esposo de esta, Vulcano. Éste que era un dios herrero, sospechando de la infidelidad de su mujer con Ares, tejió una red invisible y en el momento exacto del coito los capturó. Ambos fueron expuestos a la burla y escarnio de los demás dioses en el monte Olimpo.
Este Ares griego era bravucón y poco confiable. De hecho en la guerra de Troya, combatió a favor de los troyanos, pero en algunas ocasiones se puso del lado griego, mostrando que le importa un pepino la justicia y los valores. Quiere acción pura, sin responsabilidad ninguna.
Siempre armado de pies a cabeza, le acompañaban sus escuderos Deimos y Phobos (Temor y Terror) y también Éride (la Discordia). Deimos y Phobos son también dos lunas del planeta Marte.
En un momento de la batalla de Troya, Ares combate junto a Héctor. Se enfrentan a Diómedes que ayudado por Atenea, logra herir a Ares, que dando un tremendo alarido de dolor huye al Olimpo para ser curado por Zeus. O sea el dios de la guerra tenía su lado cobarde.
Tuvo muchos hijos con mujeres mortales, todos hombres violentos y crueles, que asaltaban y robaban. A los atenienses, mas racionales, no les gustaba este dios, lo despreciaban, y era mas venerado por los espartanos, una nación100% guerrera.


A través de la versión griega de Ares, nos damos cuenta que el signo de Aries tiene una parte violenta, egocéntrica y destructora. "Yo soy" es su frase favorita, y busca imponer su voluntad a la fuerza, abandonando proyectos a la primera dificultad, y pisando callos y avanzando a los codazos.
La versión romana del dios, es totalmente opuesta, y nos muestra la cara positiva de Aries. Ellos le llamaban Marte y era un dios clave en su panteón. Era el Dios  de la Guerra, hijo de Juno y de Júpiter, y fué el  más venerado por los romanos. Padre de Rómulo y Remo quienes fundaron Roma, se le dedicaron grandes templos. El fué el que mandó a la loba a amamantar a los gemelos que habían sido puestos en una cesta en el rio Tiber para ahogarse. La loba es uno de los símbolos de Marte.
Lo interesante es que Marte era también entre los romanos un dios agrícola, herencia etrusca, y por ende era un dios de trabajo, esfuerzo y fertilidad. Solía actuar movido incluso en la guerra, por motivos justicieros y nobles, y no era el dios desenfrenado de los griegos. Marte tenía honra, coraje y valores aquí.
En la versión romana encontramos el lado luminosos de Aries: lucha con dirección y objetivos; valor a toda prueba; honor y creatividad; un pionero que no teme a nada, un dios padre que protege a sus hijos.
Aries en Marzo invita a la acción. Menos palabras y  a reconstruir y reconstruirnos. Es un ciclo donde los limites que ahogan pueden ser con valor superados.
Hay dos maneras de romper barreras: a lo Ares, destruyendo, hiriendo y con arrogancia, o a lo Marte, con creatividad, honra y fuerza.
El espectro conductual de Aries va desde el roto de mierda hasta el héroe.
En la forma del héroe, Aries es aquel que siente el llamado del destino, y debe traspasar las montañas prohibidas, el bosque oscuro, cruzar el desierto, aquellos lugares donde la colectividad nos dice "no vayan es peligroso, quédate a aquí en la seguridad". Aries es el único que puede hacerlo. En su viaje, no excento de dificultad,  encontrará del otro lado un tesoro  que inspirará a quienes no tuvieron el valor de ir detrás del sueño.
Aries  es el héroe de las mil caras, a quien se le asigna la tarea de abandonar la Comarca, y explorar donde nadie antes ha llegado. Ese lugar es un reino mítico, de protectores, enemigos, pruebas y tesoros escondidos, donde tendra que aprender del control y la disciplina. Obtendrá como recompensa unas chispas del fuego original, y las traerá de regreso a casa para reencender la hambrienta hoguera sagrada.


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