06 agosto 2010

A la búsqueda del tiempo perdido.


Cada vez mas, las ciudades crecen sin cesar transformándose en megalópolis imposibles, que ni siquiera Julio Verne u Orwell habrían concebido: 5, 10, 20 millones de personas viviendo en un mismo núcleo urbano. Mujeres y hombres se enfrentan entonces a otros códigos de convivencia, de relaciones sociales, donde el cemento, la máquina y la aglomeración generan nuevos comportamientos y enfermedades.
En 1999 el Departamento de Psiquiatría de la Universidad de Chile, presentó un acabado estudio sobre la salud mental de los habitantes del Gran Santiago. La recolección de los datos tomó dos años y su análisis un año más, y en él se concluyó que el 25% (¡) de la población adulta de Santiago sufre lo que la psiquiatría denomina hoy con el austero nombre de “desórdenes del ánimo y de ansiedad”, cuadros que corresponden al antiguo pero mas entendible y popular diagnóstico de “neurosis”.
Así es: síntomas como problemas para dormir, ánimo e ideas depresivas, angustia, rabia y enojo ante pequeños estímulos, preocupación exagerada por los problemas cotidianos, presentados durante un mínimo de dos semanas, eran muy frecuentes. Lo interesante es que estudios similares anteriores muestran que el deterioro de la salud mental en nuestra capital es progresivo.
En 1958, el doctor Horwitz estableció que un 10% de los santiaguinos sufría de alguna forma de neurosis. En 1968, en otro estudio, el doctor Marconi elevó la cifra a un 16,7%. Si en 1999 estabamos en  el 25%, no quepa duda que estas cifras son mucho mayores 11 años después.
A la vuelta la tabla con los resultados:



Si la neurosis es un estado de conflicto y de disociación, con desajustes ante la vida real, donde la persona repite patrones infantiles sin poder madurar (la definición es de Jung), tenemos probablemente a mucha gente infeliz en la Gran Ciudad. De hecho la Organización Mundial de la Salud (OMS) tiene a Santiago catalogado como uno de los lugares con más altos índices de problemas mentales en el mundo. ¡Somos top 5, yeah!... sin embargo, apenas un 5%  del presupuesto total del Ministerio de Salud se destina a salud mental...

EL TIEMPO - MAQUINA
He utilizado cifras y porcentajes para expresar algo que uno puede comprobar simplemente con darse una vuelta por cualquier área de aglomeraciones: violencia, agresividad, empujones, caras preocupadas e inexpresivas, pasos rápidos, gritos y bocinazos, tacos, largas colas, contaminación, apresuramiento, indiferencia. Nadie querría pasar su luna de miel  en Ahumada con Huérfanos.
Las causas de la infelicidad general y la neurosis son claras : días grises y opacos sin horizonte visual, presiones económicas y cesantía, la delincuencia y la inseguridad, que aumentan el temor al “otro”, sensación que aísla y hace vivir rodeados de alarmas, miedos y rejas , la competencia feroz y el exitismo social que nos impulsa a devorarnos entre nosotros, el tráfico incesante y las grandes distancias de desplazamiento; la ausencia de la naturaleza; el autocontrol, la falta de afectos, y la soledad.
Sin embargo, el problema va más allá de Santiago, y puntos más, puntos menos, se extiende por todas las grandes ciudades del planeta, Buenos Aires, Sâo Paulo, Nueva York, creando una epidemia urbana de desajuste y agresión.
Si pudiera resumir las múltiples causas en una sola, diría que el gran responsable de la situación actual es la imposición del tiempo-máquina.
Cuando mi hija era pequeñita acostumbraba pasearla en coche. Momentos antes de salir a la calle, cuando aún ella siquiera hablaba, al darse cuenta de que se venía el paseo afuera, ella comenzaba a exclamar: “brrrm, brrrm”, sin que nadie nunca le hubiese enseñado esa expresión. Y está perfectamente dicho, pues si usted abre su ventana en este momento y vive en la megalópolis, el sonido que va a escuchar es “brrrm, brrrm”: la ciudad suena y rechina sin parar nunca: suenan los autos, suenan los buses, suena el tren interurbano que cada 15 minutos pasa cerca de su casa, suenan los vecinos y su perro y sus discusiones, suenan las alarmas, los ringtones, música de distintos orígenes entra por la ventana, voces de transeúntes, helicópteros en vuelo rasantes, llantos de niños, la retroexcavadora de la construcción cercana, el jingle salido de algún televisor en la casa pareada.
Es la máquina, el gigantesco organismo mecánico que insomne estimula sin parar nuestras neuronas. Y en la “quietud” de la noche, cuando el vecino de arriba ya no da pasos y apagó el televisor, un murmullo de “océano”, como de olas de metal reventando sobre rocas de acero, queda en el trasfondo, proveniente del tráfico que no se detiene y de las industrias que no conocen tregua. 



EL TIEMPO NATURAL

La naturaleza tiene un ritmo diferente del de las máquinas. Si nos adentramos en un bosque nativo del sur de nuestro país, sentiremos que los estímulos que vienen de ese entorno poseen otra velocidad e ímpetu: el sonido del viento meciendo las copas de los árboles; el canto lejano de un pájaro; el llamado de la cigarra; hojas que caen crujiendo a la tierra, el viento. En la orilla del mar, el ritmo de las olas y el silbar de las gaviotas adormecen. En la orilla de un río caudaloso, el martillar del agua sobre las pulidas piedras semejará una tranquilizante melodía.
El mundo natural es lento y pausado. Para conectarse con él se requiere calma y silencio. Los angustiados no se sintonizan con la naturaleza, pues están en una vibración muy rápida, e incluso pueden aterrorizarse con la lentitud del ritmo natural y los vastos espacios . 
Viví varios años en la Chapada Diamantina, en Brasil, un parque nacional, a 500 kilómetros al interior de la ciudad de Salvador, un lugar agreste y aislado, sin luz eléctrica donde se accedía por un camino de tierra, y el hospital mas cercano estaba a 100 kilómetros.  Muchas personas llegaban de la ciudad y soportaban 24 horas, antes de salir arrancando. xD. La ausencia de teléfono , televisión y banqueros automáticos, y lo sobrecogedor del paisaje y su calma, provocaba la huida inmediata de algunos, desesperados en busca de una dosis de pulsos electromagnéticos.
Nuestros niños son adiestrados tempranamente en ese tiempo-máquina través de la televisión: la luz de la pantalla pestañea 60 veces por segundo (¡), y en un solo comercial de 40 segundos, la imagen cambia entre 10 y 20 veces, con imagen-corte-imagen-corte, uniendo entre sí las imágenes más inverosímiles, la cordillera con el desierto, la ciudad con la lata de bebida, escenas que en la vida real nunca coinciden. Luego, los estrictos horarios de clases, la imposición del rendimiento y la competencia, más la influencia cercana de adultos-máquina harán el resto.
Lo dramático y al mismo tiempo mas divertido, es que cuando las personas no resisten más ese ritmo y hacen "crack", cayendo víctimas de algún trastorno de salud mental, son a veces internadas en clínicas de reposo, donde se intenta retomar, vía control y medicación, el ritmo natural perdido: esa  clínica de reposo tiene árboles, pasto y flores y sus pacientes son obligados a acostarse temprano, a dormir siesta y no ver TV. Se los ve paseando por la tarde, sentados en bancas, sedados con tranquilizantes mayores y menores, en un intento de desacelerar el engranaje mecánico interior desbocado que los llevó al desequilibrio. No se permiten celulares, internet ni facebook y se jardinea, se pinta, volviendo en tortuga el tiempo, practicando el ocio, lo “inútil” y lo “improductivo”, que es propio del ritmo natural, aquello que no tiene objetivo ninguno y que simplemente es flujo y río. Divertido que uno deba pagar, y mucho, para reencontrarse con el pasto, con el pasar de las nubes, con la siesta, y la salud.



LOS LADRONES DEL TIEMPO

Le he robado al escritor francés Marcel Proust el título de este posteo: "A la búsqueda del tiempo perdido". La pregunta es: ¿cuál es el tiempo que perdemos?, ¿aquel en que dejamos de producir y hacer dinero?....
La frase gringa de que "el tiempo es oro" encierra en sí la filosofía que impele a los residentes de la gran ciudad: trabaja y trabaja, produce, compite, asciende, no dejes para mañana lo que puedes hacer hoy, trasforma el mundo que conoces en billetes y, sobre todo, no descanses demasiado porque si no, otros te llevarán la delantera. Asistimos a la coronación del tiempo- máquina, donde todo está regulado por horarios y por complejos engranajes mecánicos. Y lo peor es que el tiempo nunca alcanza.
Pero el tiempo perdido no es aquel en que dejamos de hacer dinero, sino el que dejamos de compartir con nuestros hijos, a quienes los criarán otros. Perdemos el tiempo de la naturaleza, el seguir sus ritmos y sus estaciones, perdemos el ocio, que es la madre de cualquier proceso creativo, perdemos la amistad, perdemos valiosas conversaciones, perdemos la contemplación del flujo de la vida, jugar Hay poderosas fuerzas actuando para que esto sea así
Michel Ende en su libro "Momo",  nos describe una gran ciudad, donde en un barrio de la periferia aparece una niña con un extraño don: sabe escuchar a la gente y, en ese contacto, las personas le abren su corazón y encuentran una respuesta espontánea a sus problemas. Los niños del lugar, al jugar con Momo, el nombre de la protagonista, recuperan su mundo de fantasía, adormecido por los juguetes en serie y la televisión. Todo cambia cuando por la ciudad entera comienzan a aparecer los Hombres de Gris, extraños sujetos de terno gris y maloliente puro, sombrero y maletín negro, que visitan a los adultos para que estos “ahorren tiempo” y lo depositen en sus bóvedas, con la promesa de que en el futuro este tiempo ahorrado les será devuelto con intereses (cualquier semejanza con un vendedor de un Fondo Previsional, seguros o Isapre es pura coincidencia ). Para no gastar tiempo de más, deben usar cada minuto en algo productivo, y no malgastarlo en actividades “inútiles” como visitar a los amigos, hacer largas sobremesas en el almuerzo o jugar con sus hijos. Quienes venden su tiempo a los Hombres de Gris rápidamente comienzan a sentir que éste les alcanza cada vez menos, y sus vidas y la de los niños se transforman en un infierno mecánico, sin alma.
Será Momo, pura de corazón, la llamada a derrotar a los Ladrones del Tiempo y liberar a sus amigos.



EL TIEMPO RECUPERADO

Fue Einstein quien demostró que el tiempo y el espacio están ligados entre sí, y el tiempo es una dimensión: cualquier alteración de éste modificara la ubicación de un objeto en el espacio. Nuestra percepción del tiempo ha sido cambiada artificialmente y a propósito, entonces entramos en un espacio psíquico y energético diferente de lo que realmente somos.
Recuperar el tiempo-natural es una clave en la prevención y tratamiento de las enfermedades, no sólo mentales sino también físicas. Dado que vivimos en un mundo global, es imposible arrancarse del tiempo-máquina, y hoy probablemente también en “Shangrila” hay máquinas expendedoras de gaseosas e internet .Muchos abandonan las megalópolis en un intento por retornar al tiempo y espacios perdidos: es una buena opción, pero ¡cuidado!, que incluso en un hábitat rodeado de bosques y animales salvajes uno puede tener encostradas las costumbres mecánicas, y ser un neurótico hippie.
La solución está en equilibrar ambos tiempos. La tecnología es un camino irreversible, para allá vamos; sin embargo, debemos saber entrar a veces en el pulso natural, calmante y curativo. Podemos conectarnos, ser eficientes, funcionar en el mundo mecánico y desafiantemente moderno, pero al rato después desconectarnos, no estar, apagar los celulares, sacarle la batería a la cabeza, y divagar, jugar con nuestros hijos, entregarnos con pasión a lo inútil, desenchufados. ON y OFF.  Y eso lo puedes hacer en la ciudad o en el campo.
El desafío es una armonía entre la máquina y la naturaleza. Lo mejor de ambos tiempos. Por eso importante el deporte, la meditación, los paseos, el ocio, el sexo para equiparar.
Incluso en la medición que hacemos del los días y meses del año, tiene intervención humana y mecánica. El calendario gregoriano, impuesto por la iglesia en el siglo XVI, creó 12 meses, de 30, 31, 28 y hasta 29 días a veces. WTF!. Si uno mira los pueblos originales, o  los mayas y chinos, sus calendarios son lunares, ciclos de 28 días, agrupados en 13 meses (el ciclo menstrual, las fases de la luna), 364 días, más un día anual fuera del tiempo, que era dedicado a rituales y festividades.
Personalmente hace años que no uso reloj de pulsera. Si te fijas, verás que automáticamente uno lo consulta cada 10 minutos o menos. Mecánicamente se le da una mirada de reojo, conectándose cada vez que lo hace en el tiempo falso. Ninguna persona que sufra un trastorno compulsivo- obsesivo o de angustia debería usar reloj pulsera. 
Pensamos que somos libres pero el sistema nos tiene creada una hermosa cárcel dorada, llena de sueños y cosas. Lo mas terrible de esa cárcel, es que es tan sofisticada que es invisible y no se le divisan los barrotes. Pero ahí están, y se llaman CRÉDITO. Consume hoy y paga en 20 años. Durante esos años no te podrás mover donde quieras ni hacer lo que se te de la gana, y serás por siempre nuestro, sumergido en el tiempo-máquina.
¿Que pasaría si la gente dejara de pagar sus compromisos comerciales?... pues el sistema colapsaría. 
Cuando a comienzos de los años 60 aparece la publicidad, sigilosamente el mundo cambió para siempre, pues las personas dejaron de ser dueñas de sus deseos.



5 comentarios:

  1. Querido Francisco: Aquí van algunas muestras personales (soy una de las neuróticas que pertenece al porcentaje señalado) para confirmar lo que comentas en este posteo: la semana pasada se me disparó la presión arterial de pura rabia e impotencia por un trámite mal hecho entre mi AFP(Capital) y la Isapre (Banmédica) y no se les ocurrió nada mejor que citarme a mí, la afiliada que paga costos de administración, "en el más breve plazo posible". Estoy esperando serenarme, para mandarlos a la punta del cerro de una manera eficiente.
    En mi terapia he tenido que dedicar varias sesiones para aprender a manejarme con la burocracia: a asumir que si estoy en este sistema de trámites irracionales, tengo que cumplir con las reglas y "buscar el lado" para soportarlo, lo que me emputece es perder justamante mi tiempo, prefiero dormir una siesta o estar mirando al techo antes que enfrentar tanta estupidez.
    Y como estoy tan sobrepasada, en la misma medida extrema en que estoy, hasta he pensado arrancarme a la isla Melinka, al sur de Chiloé.
    Pero tú dices que hay que aprender a apretar el botón ON y OFF, y que eso se puede hacer en el campo o en la ciudad. Lo recibí como una buena salida, y te lo agradezco mucho, pero no puedo dejar de pensar que es difícil, porque siento que uno no tiene la suficiente libertad como para poder hacerlo, porque por ejemplo, las medidas que yo he tomado al respecto me han ocasionado algunos problemas en mis relaciones con los demás, no cachan, no entienden cuando decido estar en OFF para todos!!! No se acostumbran a que uno diga "por ahora no estoy" o que diga "no estoy disponible en un cien por ciento para cuando quieran". Difícil. GRACIAS por tu paciencia y tu generosa entrega!!!

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  2. umm.. y ke para escpar tendremos ke irnos timbuctu? komo una vez tu dijiste..
    hace 3 años kambie santiago x villarrica y todos dicen ooo ke paraiso el sur...falso si no tienes recursos minimos el sur puede ser un infierno, pero hay algo ke me mantiene todavia aky,

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  3. Que pena que el tiempo máquina te haya atrapado a tí también, los posteos están cada vez más lejanos. Bueno, esperaremos con paciencia

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  4. A mi me atrapo el tiempo maquina .porque soy una sobreviviente . donde no tenia pa comer ,menos podia disfrutar de los arboles, e ingeniartelas dia a dia para alimentar a tus hijos
    Pero es maravilloso tu mundo feliz.

    gracias ! lo intentare de encontrar esos momentos.!

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  5. :) se puede on/off
    creo q cuando estas metido metido hasta las patas en el sistema, es dificil, porque hay que tener cojones para desendeudarse y salir de gastos innecesarios
    pero .. una joven d 27 como yo, recien empezando.. sin ambiciones de casa, auto, marido, hijos etc.. me siento mas libre, aun a tiempo de decidir lo que realmente quiero y hasta donde me meto en deseos y ambiciones que ni si quiera se si son mios. :P
    yo si tengo el tiempo de disfrutar del ocio, de las hojas de las nubes de las estrellas aunk viva en pleno stgo. es una cosa interna..
    :)
    fco, me gusta tu blog, lo descubri hace 2 dias.. y no he dejado de leerte :)

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